Los trajes de gala o de muestra, son aquellos que se lucían en las grandes ocasiones de las ciudades y pueblos de Galicia. Confeccionados en tejidos nobles como terciopelo, paño de merino, seda o guipur son, en sí mismos, un reflejo de la riqueza patrimonial gallega.

Las canciones formaban parte del día a día del pueblo. Vinculadas a trabajos tradicionales, a las celebraciones religiosas, o las fiestas populares, eran interpretadas por hombres y mujeres al son de variados instrumentos de percusión como: panderetas, pandeiros y pandeiras, tambores. Era habitual y frecuente emplear utensilios cotidianos como botellas, cucharas, vieiras…o aperos de labranza como azadas y hoces. Como curiosidad, ponemos en relieve el uso de las latas de carburo o pimentón en varias zonas de la provincia de Ourense, especialmente en Avión, un ayuntamiento de la Comarca del Ribeiro.

El baile era quizás el momento social por antonomasia en la Galicia de antaño. Los vecinos de las aldeas y los lugares cercanos, solían juntarse para cooperar en trabajos relacionados con la agricultura. Al terminar la faena, surgían espontáneamente las “foliadas” o “seráns”, en los que todos participaban cantando, tocando instrumentos de percusión y bailando. Muiñeiras, jotas, maneos, ribeiranas…con las características particulares de cada lugar, se alargaban incluso hasta el amanecer. Como norma general, el hombre era el que marcaba los pasos y puntos al resto de participantes.

La Regueifa merece una especial atención. Baile típico de las bodas, caracterizado por el pan que las mujeres lucen encima de la cabeza mientras bailan. Al terminar de danzar, lo repartían entre los invitados y familiares.